- Que ponga atención a las ondas de buena y mala energía y pueda trabajar en ellas.
- Que se centre en las personas, más que en las políticas organizacionales.
- Que así como le da importancia al rumbo de la empresa, lo haga con el lado personal de los trabajadores.
- Que vele constantemente por el buen clima laboral y el respeto de todos hacia todos, sin importar el rango.
- Que conozca muy bien del negocio en el que están.
- Que pueda eliminar los obstáculos que enfrentan los empleados.
- Que pueda preocuparse por el bienestar del equipo, más que por su propio bien.
- Que le de importancia a los temas o situaciones humanas que surgen en cada organización (miedo, confianza, conflicto, entre otros), más que a las políticas y/o procedimientos.
- Que lidere sobre una base de confianza y no de miedo.
- Que conozca el lado humano de los procesos, sobre la estandarización de estos. (Algo contrario al pensamiento: “estas son las políticas de la empresa y nada se puede hacer.”)
- Que establezca metas ambiciosas y contrate personas brillantes para ayudar a lograrlas, dejando que esas personas hagan su trabajo.
- Que sea embajadora y ejemplo de la cultura organizacional que quiere crear y mantener en la organización.
- Que se adapte a las nuevas formas de trabajar en tiempos de pandemia y post-pandemia.
Artículo adaptado de: Ten reasons everybody hates hr. (Ryan, 2016) Revista Forbes